Sheij Khaled Abou el Fadl; Professor of Law, UCLA School of Law Islamic Scholar. ALMA Mater YALE University, Princeton University, University of Pennsylvania Law School.
Página web oficial en Inglés: www.usuli.org
Al igual que en todas las religiones, en el islam existen un conjunto central de creencias y prácticas que lo definen. Estos son los denominadores comunes que distinguen y definen la fe islámica. Como mínimo, este conjunto central incluiría lo que se conoce como los cinco pilares del islam. Estos cinco pilares son considerados el corazón del islam, y se afirma a menudo que creer en ellos y aceptarlos como los fundamentos de la fe es lo que hace a una persona tener el islam como su religión.
Los cinco pilares constituyen el fundamento de la fe islámica, y según la ley islámica tradicional, todos los musulmanes deben esforzarse al menos por cumplir estos cinco pilares de manera honesta y sincera. Negar uno de ellos saca a una persona de la fe islámica, lo que significa que un musulmán, en principio, debe aceptar los cinco pilares como obligatorios. Sin embargo, realizar completamente los cinco pilares es un asunto diferente. Mientras uno admita que los cinco pilares son la esencia del islam y pronuncie el testimonio de fe, se aceptará en el seno del islam. En relación con esto no hay una diferencia sustancial entre las distintas líneas de pensamiento: los moderados, los conservadores, los puritanos, etc.
El objetivo esencial de los cinco pilares es enseñar a las personas a trabajar constantemente en el desarrollo de su relación personal y particular con Dios; que se debe traducir en aprender y practicar la piedad, el autocontrol sobre los instintos y los deseos, la humildad, enfatizar la hermandad de todos los musulmanes, resaltar la importancia y actuar en el servicio a los demás como medio de adoración a Dios, etc. Los cinco pilares se han descrito como el fundamento sobre el cual se sustenta el resto del islam, porque abren el potencial de realizar lo verdaderamente sublime, de “estar en presencia consiente frente a la realidad Divina” al entregarse a la Divinidad.
1) El testimonio de fe (Shahada): Creer y profesar que no hay más Dios sino Dios y que Muhammad es el mensajero de Dios.
El testimonio de fe es el pilar más fundamental y crítico del islam. Los teólogos musulmanes concuerdan en que creer y pronunciar el testimonio de fe es la convicción y el acto definitivo que convierte a una persona en musulmán. Lo contrario también es cierto: negar el testimonio de fe significa que uno no es musulmán.
En principio, el testimonio de fe significa una creencia sólida e inquebrantable en un solo Dios, único, que no tiene socios ni iguales, y que no fue engendrado ni engendra a otros.
El testimonio de fe también implica creer que Muhammad es el profeta y mensajero de Dios, quien transmitió verazmente lo que Dios le reveló. Sin embargo, es importante destacar que la fe islámica cree que Muhammad fue solo un ser humano, que no poseía poderes o atributos divinos.
Muhammad se dedicó a transmitir literalmente la revelación divina, palabra por palabra, sin realizar cambios y a actuar fielmente según los mandamientos de Dios.
Los musulmanes no adoran al profeta Muhammad, pero lo honran y respetan como mensajero de Dios, y lo consideran como un ejemplo moral elevado a seguir en su vida.
El Dios en el que los musulmanes creen se llama Allah en árabe. Los árabes cristianos también se refieren a Jesús como Allah. Vale la pena enfatizar este punto, porque en Occidente existe la idea equivocada de que los musulmanes adoran a una deidad distinta al Dios de Abraham o que la palabra Allah es usada exclusivamente por los musulmanes. Sin embargo, los musulmanes adoran al mismo Dios que los judíos y los cristianos.
Esto se considera el significado básico del testimonio de fe, pero hay varias implicaciones y detalles que se derivan de él, y esas implicaciones son de suma importancia para el islam. Algunos de estos principios teológicos islámicos, a pesar de su importancia crucial para la fe, son poco conocidos en Occidente. De hecho, las personas en Occidente a menudo se sorprenden cuando descubren, por ejemplo, la relación del islam con el judaísmo y el cristianismo. Por lo tanto, al presentar algunos de estos principios islámicos, es mejor dejar que el Corán hable por sí mismo. Por lo tanto, en esta sección en particular citaré extensamente el Corán.
El Corán y la Sunna (las tradiciones auténticas del Profeta) son las fuentes primarias del islam, que contienen las creencias y enseñanzas de la fe islámica. Todos los musulmanes aceptan el Corán, la palabra divina revelada al Profeta Muhammad. Por lo tanto, el Corán se considera la palabra literal, auténtica e inalterada de Dios. Es un principio de la fe islámica que el Corán es completamente auténtico; no ha sido redactado, alterado, revisado ni corrompido de ninguna manera. Sin embargo, aparte del Corán, que fue revelado por Dios, hay un cuerpo de tradiciones orales atribuidas al Profeta, conocidas como la Sunna. Estas Sunna contienen descripciones de la conducta del Profeta en diferentes contextos y situaciones, así como enseñanzas, juicios, instrucciones y declaraciones, todas atribuidas al Profeta. A diferencia del Corán, el problema con la Sunna es su autenticidad, es decir, si los diversos informes y tradiciones que se atribuyen al Profeta Muhammad realmente son precisos y veraces. Todos los musulmanes entienden que algunas tradiciones e informes fueron fabricados y luego atribuidos incorrectamente al Profeta. Sin embargo, los musulmanes aceptan que las tradiciones o informes proféticos que son real y verídicamente auténticos deben ser tratados como obligatorios y vinculantes.
En el uso coránico, la frase "El Pueblo del Libro" se refiere a los seguidores de la fe abrahámica, en su mayoría cristianos y judíos. La razón por la que digo principalmente cristianos y judíos es que el Corán también menciona a los sabeos, pero los juristas musulmanes extendieron el estatus de "El Pueblo del Libro" a los zoroastrianos, hindúes y sikhs, e incluso algunos juristas añadieron a los confucionistas a la lista. Dirigiéndose al Pueblo del Libro, el Corán les recuerda a los seguidores de las tres religiones monoteístas que todos adoran al mismo Dios. El Corán afirma: "Diles [a los cristianos y judíos] que creemos en lo que se nos ha revelado y creemos en lo que se les ha revelado a ustedes. Nuestro Dios y vuestro Dios es uno, y a Él nos sometemos" (Corán 29:46).
Es parte de la creencia islámica que Muhammad fue el último profeta en una larga línea de profetas abrahámicos que transmitieron el mismo mensaje básico a la humanidad. Por lo tanto, un musulmán debe creer necesariamente en Abraham, Moisés, Jesús y muchos otros como profetas del mismo y único Dios, todos ellos portadores del mismo mensaje esencial de sumisión a Dios. Por ejemplo, el Corán proclama el siguiente testimonio de fe: "El Profeta cree en lo que le ha sido revelado por su Señor, y así creen los fieles. Cada uno cree en Dios, en sus ángeles, en sus libros y en sus profetas, y no hacemos distinción alguna entre los profetas. Todos dicen: 'Escuchamos y obedecemos, y buscamos tu perdón, oh Señor, pues a Ti es el retorno'" (Corán 2:285). Como enfatiza este versículo, Dios considera a todos los profetas como iguales, y todos los profetas sostuvieron el mismo conjunto básico de creencias.
La misma idea se hace aún más explícita en la siguiente revelación coránica dirigida a los musulmanes: "Di: Creemos en Dios y en lo que se nos ha revelado, y en lo que se le ha revelado a Abraham, Ismael, Isaac, Jacob y sus descendientes, y en lo que se le ha revelado a Moisés, Jesús y a todos los demás profetas por parte de su Señor. No hacemos distinción entre ellos, y nos sometemos y obedecemos a Él" (Corán 3:84). En este versículo, se ordena a los musulmanes creer en todos los profetas por igual y sin distinción.
oAdemás, los musulmanes creen que aspectos o partes de los mensajes anteriores enviados por Dios a los profetas, fueron alterados, deformados, corrompidos o desviados de su propósito inicial, y que el islam fue enviado para reclamar y restaurar el mensaje original en su forma pura. Un ejemplo importante de esto es el concepto de la Trinidad en el cristianismo. Los musulmanes no creen que Jesús haya afirmado ser divino o que haya enseñado la doctrina de la Trinidad. Sin embargo, el Corán afirma la doctrina de la Concepción Inmaculada, la virginidad de María y los milagros de Jesús, y sostiene que Cristo fue ayudado por el Espíritu Santo. Sin embargo, el Corán sostiene que algunos seguidores de Cristo entendieron o tergiversaron sus enseñanzas al afirmar que él era divino o que era el hijo engendrado de Dios. Por lo tanto, en la creencia musulmana, Jesús fue otro profeta abrahámico, al igual que Moisés, que predicaba el mismo mensaje de sumisión a Dios. En los discursos coránicos, Jesús es considerado un profeta musulmán, en el sentido de que su mensaje a la humanidad fue, en su esencia, el mismo que el de Muhammad. Según el Corán, la Torá y el Injil (Nuevo Testamento) son libros divinos revelados por el mismo Dios que reveló el Corán. Sin embargo, los musulmanes creen que diversas fuerzas históricas intervinieron, lo que llevó a un proceso en el que partes de estos textos divinos anteriores se corrompieron debido a revisiones, alteraciones y omisiones humanas.
No obstante, el Corán insiste en la unidad esencial de todos los mensajes proféticos; el camino moral y espiritual que establecen es en su naturaleza fundamentalmente similar. Por lo tanto, por ejemplo, el Corán afirma: "Dios os ha prescrito la misma religión y creencia que prescribió a Noé, y que os hemos revelado, y que hemos encomendado a Abraham, Moisés y Jesús, para que establezcáis la fe y no os dividáis entre vosotros" (Corán 42:13). El Corán afirma que hay una unidad esencial no solo en la revelación y las enseñanzas proféticas, sino también en la creación. Por lo tanto, el Corán a menudo se refiere a los diversos profetas como musulmanes, y también describe la naturaleza y la creación como musulmanas. Según el Corán, la revelación y la creación atestiguan la unidad de Dios y afirman la obligación moral del ser humano de reconocer que Dios es digno de agradecimiento, sumisión y amor.
2) La Oración.
Los musulmanes deben realizar cinco rezos al día. Algunas escuelas dentro del islam realizan estas cinco oraciones en horarios distintos para cada una de ellas, mientras que en otras escuelas se realizan las mismas cinco oraciones, pero en lugar de hacerlas cinco veces separadas, las realizan tres veces separadas durante el día.
También se requiere que los musulmanes realicen una oración congregacional en la mezquita una vez a la semana, los viernes, conocida como oración de jum‘ah (Oración comunitaria del viernes).
Se anima a los musulmanes a rezar en la mezquita tanto como sea posible. De hecho, cada mezquita realiza una oración congregacional para cada una de las cinco oraciones diarias, a la que generalmente asisten menos musulmanes que los que asisten a las oraciones de los viernes. La persona que dirige las oraciones congregacionales generalmente se llama imam, pero también se han utilizado otros términos, como shaykh o ‘alim.
La oración del viernes está diseñada para reunir a las comunidades musulmanas en torno a un sermón antes de realizar una oración juntos como congregación. Se supone que los sermones deben abordar los problemas que preocupan a toda la comunidad, pero en la práctica actual, a menudo los sermones se centran en impartir lecciones morales generales sin discutir problemas particulares actuales que puedan afectar a la comunidad.
Los sermones de los viernes a menudo se convierten en ocasiones para movilizar a las masas e inducir cambios políticos con el objetivo de mejorar el estado de la comunidad completa. Históricamente, han provocado muchas protestas, disturbios e incluso rebeliones a gran escala contra un gobierno u otro. Hoy en día, en algunos países musulmanes, los gobiernos intentan dictar los temas que se pueden discutir en el sermón de los viernes, para así evitar instancias de debate y exigencias de cambios políticos.
Al final de la oración de los viernes y, para fortalecer el vínculo social y el sentido de unidad en las comunidades musulmanas, se anima a los creyentes a estrechar las manos, conocerse y socializar entre sí.
Además de los cinco rezos y las oraciones congregacionales semanales, se anima a los musulmanes a realizar oraciones informales que pueden hacerse en cualquier momento del día. Los musulmanes pueden voluntariamente realizar rezos adicionales que se realizan según movimientos específicamente prescritos, o pueden orar y suplicar a Dios en cualquier posición y en cualquier lugar. Algunas personas no musulmanas tienen la impresión errónea de que los musulmanes sólo pueden adorar a Dios a través de movimientos rituales prescritos. Esto no es cierto. Es parte fundamental en la fe islámica la creencia en que la relación entre Dios y el individuo es directa y personal. Por lo tanto, además de los cinco rezos diarios, un musulmán puede comunicarse con Dios de cualquier manera que cumpla con los requisitos de pureza y limpieza, así como de respeto y dignidad.
3) Ayuno en el mes de Ramadán.
Durante todos los días del mes de Ramadán (mes asociado al calendario lunar), desde el amanecer hasta el anochecer, los musulmanes se abstienen de comer, de beber (si tienen la capacidad de salud para hacerlo), así como también de tener relaciones sexuales durante el día. Los musulmanes también se deben esforzar por evitar malas conductas y decir malas palabras. Este es un mes en el que los musulmanes se centran en todas las formas de autodisciplina para elevar su comportamiento ético y moral, como por ejemplo abstenerse de la ira, la difamación, etc.
Durante el mes de Ramadán, los musulmanes deben intensificar sus esfuerzos por superar sus deseos mundanales y debilidades éticas y morales. En las fuentes islámicas, esto se conoce como “la lucha contra uno mismo”. En otras palabras, durante el mes de Ramadán, se espera que cada musulmán emprenda una “lucha personal” para crecer como ser humano. Según las enseñanzas del Profeta, esta lucha por la purificación personal es la forma más elevada de autoexigencia posible. Además de la purificación personal, se espera que los musulmanes intensifiquen sus esfuerzos por fortalecer su relación con Dios. Se espera que evalúen la naturaleza de su relación pasada con Dios, se arrepientan y reparen cualquier ruptura que exista en esta relación. Además, el ayuno tiene el objetivo de recordar a los musulmanes los sufrimientos de los pobres, por lo que se espera que los musulmanes den generosamente a los necesitados. De hecho, una de las obligaciones comunitarias de los musulmanes es organizar comidas públicas en las que se alimenta a los pobres, especialmente durante el mes de Ramadán.
Más allá del ayuno del mes de Ramadán, se anima a los musulmanes a ayunar al menos un par de veces a la semana durante todo el año si su salud lo permite, y a continuar sus ejercicios para desarrollar el autocontrol, la disciplina, y su comportamiento ético y moral.
4) Caridad y limosna.
Para un musulmán dar limosna implica donar un porcentaje establecido (que varía del 2,5% al 20%, según la creencia que uno siga) de su riqueza a los pobres anualmente. Además de estas limosnas, se anima a los musulmanes a hacer caridad en cada oportunidad que pueda, cada uno según su riqueza y capacidad.
La donación de caridad es una de las obligaciones más enfatizadas repetidamente en el Corán. El Corán menciona grupos de personas que merecen especialmente la caridad: los pobres, los huérfanos, los parientes necesitados, los refugiados, los inmigrantes en condición de necesidad, los prisioneros de guerra, o cualquier otro grupo de personas en estado de servidumbre u opresión. La caridad en este caso tiene como objetivo liberarlos de su servidumbre. También se considera muy loable dar caridad a los buscadores de conocimiento, a los estudiosos y a los estudiantes necesitados. Es importante destacar que la mayoría de los estudiosos musulmanes no hacen distinción entre dar caridad a musulmanes o no musulmanes. Sin embargo, algunos musulmanes de una línea de pensamiento puritana insisten en que la caridad solo debe darse a los musulmanes.
5) La peregrinación.
Todo musulmán debe realizar una peregrinación a La Meca una vez en la vida en la medida que puedan económicamente sostener el viaje y si su salud les permita realizarlo.
Se ha escrito mucho sobre la justificación de la peregrinación. Lo más importante es que la peregrinación es un símbolo de la unidad musulmana y de la igualdad básica de todos los musulmanes ante Dios. Todos los musulmanes realizan la peregrinación vistiendo el mismo tipo de ropa para que no haya distinción entre ricos y pobres; todos se paran uno al lado del otro ante Dios mientras están vestidos con las mismas sábanas blancas para los hombres y vestidos blancos sencillos para las mujeres. Los ritos realizados durante la peregrinación están diseñados para enfatizar no solo la unidad de todos los musulmanes, sino también la unidad fundamental de las religiones abrahámicas. La circunvalación realizada por los musulmanes alrededor de la Kaaba (la estructura cúbica en el centro de La Meca) simboliza la circunvalación del universo y de toda la existencia alrededor de Dios.
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